El mercado de autopartes vive una fase de transición que exige mucho más que estrategias tradicionales. Con el avance de los autos eléctricos, los cambios en el perfil del consumidor y nuevos modelos de negocio, el segmento de reposición requiere innovación continua para acompañar la velocidad de las transformaciones.
Las proyecciones son optimistas. Un estudio de McKinsey & Company estima que el sector brasileño puede alcanzar los US$ 25 mil millones para 2040, casi el doble de los US$ 13 mil millones actuales. Este salto estará impulsado por factores como el envejecimiento del parque vehicular y la mayor complejidad de los vehículos modernos, que incorporan sensores, sistemas de asistencia y tecnologías embarcadas, lo que hace que las reparaciones sean más especializadas.
Según la consultora, el número de vehículos en circulación seguirá creciendo, con cerca de 2 millones de nuevas unidades sumadas al parque cada año. Además, la edad promedio de los vehículos también aumenta, lo que naturalmente genera más demanda por mantenimiento. En el caso de vehículos a combustión, la edad media alcanza los 12,8 años; en eléctricos, aún nuevos, gira en torno a los 5,6 años.
La llegada de los eléctricos también transforma profundamente la lógica de la reposición. Aunque el mantenimiento de estos vehículos puede representar un 40% menos en costo de piezas, el servicio es más complejo y caro debido a la presencia de softwares, baterías de alta tensión y la necesidad de técnicos más especializados.
Otro dato del estudio indica que, para 2040, más de la mitad de las ventas de vehículos nuevos en Brasil serán de modelos eléctricos, que representarán aproximadamente el 21% del parque vehicular —una cifra significativa, aunque los autos a combustión seguirán siendo mayoría en el contexto de reposición.
Entre los componentes con mayor potencial de crecimiento destacan los neumáticos. Se estima un aumento de hasta el 150% en las ventas, impulsado por los nuevos diseños de vehículos, que requieren neumáticos más grandes, anchos y reforzados, especialmente en los eléctricos.
Digitalización abre camino a nuevas oportunidades
Aunque los vehículos son cada vez más complejos, la digitalización abre nuevas oportunidades para todo el ecosistema de reposición. El comercio electrónico, por ejemplo, ya es una realidad consolidada en mercados como EE. UU., donde Amazon superó los US$ 10 mil millones en ventas de autopartes en 2020. En Brasil, se espera que las ventas online de neumáticos representen el 20% de los ingresos del sector para 2027.
El entorno digital también viabiliza nuevos modelos de negocio. Aplicaciones que ofrecen servicios automotrices bajo demanda —como diagnósticos, citas o cambio de piezas— ya ganan espacio en EE. UU., con el 60% de los consumidores entre 25 y 44 años mostrando alto interés, según McKinsey.
Fabricantes y montadoras también invierten en experiencias digitales para fidelizar a los clientes, con apps que ofrecen funciones como agendamiento de revisiones, control del combustible y monitoreo del sistema de climatización del vehículo.
Cómo las empresas están innovando en el aftermarket
La transformación del sector ya es visible en diversas frentes:
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Canales de venta digitalizados: creación de tiendas online propias o alianzas con marketplaces. Estos canales amplían el alcance y permiten automatizar procesos como control de precios y stock.
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Uso de datos para decisiones estratégicas: distribuidores analizan tendencias regionales, anticipan demanda y fijan precios basados en el valor percibido.
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Nuevos modelos de fidelización: suscripciones y beneficios personalizados ayudan a mantener clientes activos y comprometidos.
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Diversificación de servicios: financiamiento de piezas, formación técnica para talleres y ofertas integradas de productos y servicios responden a un consumidor más exigente y conectado.
Es momento de actuar
Ya sea para empresas que quieren liderar la transformación o aquellas con un enfoque más cauteloso, el mensaje es claro: no hay espacio para la inercia. Con la digitalización acelerada y el mercado en expansión, quien no se adapte corre el riesgo de quedarse atrás.